Jefa de Estado inauguró la Primera Jornada Latinoamericana de Cohesión Social
Hasta el ex Congreso Nacional llegó esta tarde la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, para inaugurar la Primera Jornada Latinoamericana de Cohesión Social.
En su intervención, la Mandataria destacó que “el Senado sea la institución convocante y que numerosos parlamentarios nos acompañen hoy, porque nos lleva al sentido primero de las asambleas legislativas, que es acoger el debate, representar las visiones que habitan una sociedad y entregar respuestas mediante la deliberación”.
Además recordó que en su primer gobierno fue anfitriona de la Cumbre Iberoamericana de Cohesión Social, que reunió a gobernantes y ministros de países iberoamericanos para abordar los desafíos de la pobreza y la desigualdad, así como del acceso a derechos sociales esenciales.
“La inquietud que compartíamos entonces por la problemática política, económica y social dio origen a la Declaración de Santiago, suscrita por los gobernantes de una veintena de países en noviembre del 2007, y en la que se reconoció la necesidad de articular políticas económicas y sociales con espacios crecientes de democracia y participación”, detalló.
En este período, explicó, “América Latina ha mostrado voluntad por revertir la exclusión social. Se ha ido reduciendo de manera sostenida la pobreza. Millones de ciudadanos de nuestro continente han transitado desde condiciones inaceptables de vida a formas más dignas y justas de participar en sus respectivas sociedades. Hemos cumplido, antes de lo previsto, las Metas de Desarrollo del Milenio en cuanto a superar la extrema pobreza y las formas más duras de la exclusión”.
No obstante, aseguró la Presidenta, “seguimos atrapados por agudas y profundas brechas en materia social. Tenemos el triste récord de ser la región con mayor desigualdad en el mundo, y que se manifiesta en los ingresos familiares de muchísimos hogares y en el gran número de empleos precarios, prolongando la desprotección al momento de jubilar”.
En consecuencia, subrayó la Mandataria, “la enorme desigualdad que vemos en nuestras sociedades es un problema urgente que debemos enfrentar todos los sectores, sin exclusión. Aquí no hay dos lecturas: no actuar en este momento sería un error gravísimo y una irresponsabilidad con el presente y el futuro de nuestros países y de nuestra gente. La desigualdad resta oportunidades, crea malestar y puede debilitar la legitimidad de nuestro sistema político y económico si no actuamos con decisión y a tiempo. Y ese tiempo es ahora”.
Añadió que actualmente las sociedades demandan una forma de unidad e integración basada en el reconocimiento de la diversidad y en el diálogo de las diferencias.
“La pregunta sobre la cohesión social se ha vuelto ineludible –reflexionó la Jefa de Estado-, lo vemos en los debates que animan la reflexión en Europa estas semanas, en el discurso pronunciado hace un par de días por el Presidente Obama y en la repercusión que ha tenido la obra de Thomas Piketty, quien acaba de visitar Chile, al poner a la desigualdad en el centro del debate económico”.
En este sentido, afirmó que “Chile ha cambiado y creemos que más que nunca tenemos la oportunidad de construir las bases de desarrollo para estar a la altura de los retos actuales. Por eso, en menos de un año, hemos emprendido reformas profundas, en un marco de diálogo social y de cauce institucional y democrático. Construir una ciudadanía igual en derechos y oportunidades, implica reformas estructurales ineludibles”.
Además explicó que “nos proponemos terminar con las asimetrías de poder económico, político y social que segregan a nuestra sociedad, que amenazan la calidad de nuestra democracia y frenan nuestra productividad y competitividad”.
En su intervención, además, destacó que “acabamos de celebrar un logro histórico, anhelado por décadas, que era terminar con un sistema electoral, el binominal, que no expresa a las reales mayorías ciudadanas y su diversidad. El nuevo sistema garantizará que la decisión sobre los representantes garantice verdaderamente las determinaciones ciudadanas. Pero además, permitirá una mayor participación de las mujeres en política al establecer un sistema de cuotas”.
Paralelamente, enfatizó, se necesita profundizar el proceso de descentralización para acercar las decisiones a las regiones y a los ciudadanos.
Al concluir su discurso, la máxima autoridad destacó: “Creo en la integración regional como camino de aprendizajes y experiencias compartidas, como esfuerzo mancomunado para retos que comunes, con pleno respeto a nuestras respectivas identidades y singularidades. La presencia de tantos amigos de la Unión Europea me muestra que vale la pena perseverar en esa dirección.